Esta entrada fue publicada originalmente en en blog de Agrostart, donde un servidor colabora.
Las ciudades son espacios que se encuentran en constante y frenético crecimiento. Conforme estas se expanden van absorbiendo valiosas tierras dedicadas a las cuestiones agrícolas, debido a la necesidad de espacios para la construcción de industrias, infraestructuras y sobre todo, de lugares donde vivir para la creciente población. De esta manera las zonas de producción de alimentos frescos esta disminuyendo a un ritmo acelerado.
Hoy más que nunca la horticultura urbana es una realidad.
Según estimaciones realizadas por la FAO, se espera que para el año 2020 un 45 por ciento de la población urbana viva en la pobreza, lo que representaría unos 1400 millones de personas. Se cree que para entonces cerca del 85 por ciento de la población en situación de pobreza de América Latina y casi el 50 por ciento de la de África y Asia se concentrarán en los centros urbanos. Esto provocará que las ciudades se degraden y empobrezcan, habiendo probablemente numerosos sectores de la población socialmente excluidos.
La horticultura urbana se esta erigiendo como una gran alternativa para salir de la pobreza, y así lo cree la FAO, quien menciona que sus principales ventajas son que los costos iniciales son bajos, los ciclos de producción pueden ser bastante cortos y es posible obtener un alto rendimiento por unidad de superficie y a lo largo del tiempo.
El problema con muchos de los alimentos que consumimos en las ciudades, los “alimentos urbanos”, es que están compuestos de grasas baratas y azúcar, por lo que son responsables del incremento de la obesidad, el exceso de peso y las enfermedades crónicas asociadas a la dieta, como la diabetes. Por ello la producción de frutas y hortalizas en las ciudades y sus alrededores, aumentaría el suministro de productos frescos de alto valor nutricional, pues son las fuentes naturales más ricas en micronutrientes.
Por esta razón, tanto en África como en Latinoamérica, la FAO, mediante la implementación de programas de horticultura urbana y periurbana (HUP) ha ayudado a varios gobiernos a promover una horticultura comercial en la periferia urbana, mediante la construcción de sencillos minihuertos hidropónicos en zonas de barrios marginales y con las instauración de azoteas verdes en los centros urbanos densamente poblados.
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