La construcción de zapatas es la forma más común para cimentar un invernadero pero no es la única, ya que además de estas existen otros sistemas menos utilizados como lo son las barrenanclas, cimentación corrida o de cadena, emparrilado y cimentación de canto de piedra o mampostería.
Las barrenanclas son un sistema de anclaje que consiste en una barra provista de un tornillo sinfín, que se coloca con la toma de fuerza de un tractor y se introduce en el suelo como si fuera un tornillo y en su parte superior recibe el poste. Es una técnica recomendable para estructuras desmontables en terrenos firmes, no así para terrenos arenosos, pantanosos o inundables.
La cimentación corrida o de cadena es aquella que se establece a todo lo largo del perímetro de la estructura formando un solo cuerpo, la cual se refuerza con cadenas atravesadas que van de un extremo al otro. Su construcción emplea varillas y estribos de alambrón con concreto colado.
El emparrillado es una cimentación de concreto que va armada con varilla y alambre recocido, de 1 a 1.5 metros por lado que se emplea en terrenos poco firmes en cada poste o toda una plataforma de las mismas dimensiones sobre el perímetro de los postes, para darle un mejor apoyo a cada uno de estos.
La cimentación clásica de piedra y mezcla es recomendable en terrenos accidentados donde es necesario recortar y emparejar el terreno para la construcción del invernadero. En estos casos la cimentación cumple con dos funciones: fijar los postes y retener el material removido.
Visto en Invernaderos en México | Imágenes de Aurelio Bastida Tapia
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