Los estudios demográficos indican que la humanidad está envejenciendo. Cada vez nacen menos niños, lo que provoca que la edad mundial promedio aumente. Este fenómeno se está agravando en los países llamados 'primer mundistas'.
Nuestro país no es la excepción. El número de personas mayores aumenta cada vez más. Esto indica que la franja de personas desocupadas esta creciendo poco a poco. El ritmo de vida actual implica que muchos hijos no puedan hacerse cargo de sus padres. Por esto los asilos son muy recurridos últimamente.
Nunca he visitado un asilo. Por ello quizá me los imagino como cárceles para personas mayores, donde cuidan a quienes ya no son útiles para la sociedad. Un grandísimo error en opinión personal. Las personas mayores podrán ya no se requeridas en actividades laborales cotidianas, pero aún pueden ofrecer bastante a la sociedad.
La horticultura les ofrece a los adultos mayores una gran oportunidad de inclusión social. El huerto urbano es una opción completamente viable para dar cabida ocupacional a nuestros mayores. Un pequeño espacio con plantas es viable en casi cualquier hogar citadino.
Somos un país importador de alimentos porque la mentalidad nacional imperante es que del campo no se puede vivir. Es verdad, no todos pueden vivir del campo. Solo aquellos que tienen los medios adecuados para producir intensiva y extensivamente pueden lograrlo.
Ahora el campo está llegando a las ciudades en forma de huertos urbanos. Muy pocos han hecho suya la idea por falta de tiempo. Mientras tanto obligamos a los mayores a mantenerse inactivos. Socialmente les metemos en la cabeza que ya no son necesarios.
Los huertos urbanos pueden hacer mucho para remendar el error en el que hemos caído desde hace mucho. Los adultos mayores tienen toda la capacidad de producir alimentos en pequeñas escalas. Se mantienen ocupados, demuestran su utilidad a la sociedad y lo más importante, su felicidad aumenta y su salud mejora.
Imágenes de Agrochic y Huertos Urbanos Bahía de Cádiz
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