Las plantas han desarrollado una serie de estrategias de adaptación a lo largo de su evolución que les han permitido resistir los cambios que han ocurrido en el ambiente a lo largo de la historia, entre las que destacan aquellas enfocadas a captar la máxima cantidad de luz solar por medio de sus hojas.
Estamos tan acostumbrados a muchas de estas adaptaciones que solemos pasarlas por alto sin siquiera cuestionarnos el porqué de su importancia. Una de ellas es el hecho de que las plantas crecen en dirección de la luz solar en su búsqueda por captar la mayor cantidad posible para así realiza la fotosíntesis.
Este fenómeno recibe el nombre de fototropismo y recientemente un equipo internacional de científicos ha dado expuesto algunas ideas interesantes para explicar esta fuerza impulsora, donde parece ser que las auxinas tienen gran parte de la responsabilidad de este movimiento en búsqueda de luz.
El fototropismo es especialmente importante durante el comienzo del ciclo de vida de las plantas, ya que una gran variedad de semillas germinan en el suelo en completa oscuridad y la planta debe determinar hacia donde es la superficie para emitir los brotes en esa dirección y la raíz en dirección contraria.
La fuerza de gravedad es también una fuerza fundamental que tiene una gran importancia en el crecimiento de las plantas, ya que estás determinan que deben crecer hacia donde existe la oposición de la gravedad, es decir, hacia arriba. Esto ya indica una primera pista de la orientación correcta.
Una vez que emergen de la tierra las plantas siguen el camino más corto hacia la fuente de luz, lo que hacen gracias a unas proteínas sensibles a la luz que permiten que la planta se doble, si es necesario, hacia la fuente luminosa; de hecho se ha comprobado que incluso las plantas maduras se doblan si es que la orientación de la luz cambia.
Este tipo de crecimiento orientado hacia la luz se llama fototropismo y las sustancias responsables de la elongación celular necesaria son las auxinas, que son fitohormonas que se forman en las células del ápice de crecimiento y desde donde se distribuyen a otras células.
Sin embargo, para que el flujo de auxinas de una célula a otra sea el adecuado deben intervenir las llamadas proteínas de exportación, conocidas como PIN. Un grupo de investigadores dirigido por Claus Schwechheimer del Universidad Técnica de Múnich (TUM) han descubierto que estas PINs no actúan por su cuenta.
Es la proteína quinasa D6PK la que manda la señal en forma de grupos fosfato que activa las PINs. Desde 1937 el investigador Frits Went propuso el modelo Cholodny-Went donde indicó que las auxinas podrían ser las responsables de las flexiones desarrolladas por las plantas hacia la luz, aunque está es la primera investigación que podría verificar dicha teoría.
El equipo de TUM ha logrado demostrar la función de la proteína quinasa D6PK al mismo tiempo que otro equipo de la Universidad de Lausana (UNIL) inactivó varios transportitas PIN en una planta al mismo tiempo, encontrando entre ambas investigaciones que cuando un componente PIN o quinasa faltaban la planta era inmune a los cambios de orientación de la iluminación.
Enlace: The Plant Cell
Imágenes: Acta Plantarum y Agrega
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