Vivimos en la era de la globalización, lo que implica que las distancias se han superado y no constituyen un obstáculo, en gran parte porque las comunicaciones son instantáneas sin importar que los interlocutores se encuentren en extremos opuestos del mundo. Sin embargo, la globalización está convirtiéndose en un gran riesgo para la alimentación mundial.
Según el experto Coli Khoury, del Centro Internacional para la Agricultura Tropical (CIAT), la globalización de la dieta mundial pone en grave peligro la soberanía alimentaria de muchos países. El problema es que la dieta mundial es cada vez más homogénea, lo que provoca que cada vez se dependa más de un menor número de cultivos, lo que a su vez provoca que muchos cultivos pierdan importancia.
Hay algunos datos que ejemplifican bien de lo que está hablando Khoury, obtenidos junto con otro investigador, Luigi Guarino, que pertenece al Fondo para la Diversidad Global de Cultivos. En resumen el trigo es consumido en 97.4% de los países mientras que el arroz en 90.8%; la soya no se puede minimizar porque es un alimento básico en 74.3% de todos los países.
El dominio de los cultivos anteriores ha sido a costa de algunos cultivos con importancia regional, que han ido perdiendo terreno con el paso de los años, como: sorgo, centeno, mijo, casava, boniato, patata dulce, etc. Si la dieta mundial se ve reducida a unos pocos cultivos entonces estos aumentan su superficie propiciando así la disminución de la diversidad vegetal global.
Ahora bien, desde el punto de vista de la seguridad alimentaria es sumamente riesgoso depender de unos cuantos cultivos, ya que la población mundial sufriría las consecuencias en caso de que dichos cultivos tengan problemas, como ataques de plagas y enfermedades o como fenómenos naturales. Inclusive la poca variedad de alimentos puede desencadenar en un problema de salud pública a escala mundial.
Enlace: 2000 Agro
Imágenes: Aurelio Bastida Tapia
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